El ojo turco, un amuleto milenario

ojo turco

Desde tiempos inmemoriales se ha venido desarrollando la creencia ancestral en el mal de ojo. Es algo innato en el ser humano, por encima de fronteras y creencias personales. Y en consecuencia, la búsqueda de amuletos para protegerse de él, como el ojo turco, y proteger a los seres queridos y el hogar.

La figura del ojo

El ojo siempre ha sido considerado como la ventana del alma, lo que una persona ve del mundo, y muestra de sí misma a los que le rodean. Es el punto de partida con el que todos nuestros pensamientos, sean estos buenos o malos, son proyectados fuera de nosotros.

De ahí que se la forma del ojo fuera considerada el mejor amuleto para protegerse.

Ojo turco
Ojo turco, un amuleto milenario

A lo largo de la historia se han encontrado amuletos con forma de ojo en varias civilizaciones y excavaciones arqueológicas de diferentes lugares del mundo, de lo más diversos, sean del origen antropológico que sean, y de la religión a la que pertenezcan.

Los primeros amuletos encontrados

Fueron desenterrados en una excavación arqueológica en Tell Brak, una de las ciudades más antiguas de Mesopotamia, lo que hoy en día es la península de Anatolia o Asia Menor. Eran cuentas talladas en alabastro.

En excavaciones realizadas en Egipto se encontraron amuletos con forma de ojo azul, el conocido como ojo de Horus u ojo de Osiris.

Las cuentas azules como las vemos hoy en día aparecen en la costa del Mediterráneo, en las islas del Mar Egeo y en Anatolia en torno al 1500 a.C.

Fueron utilizadas por fenicios, asirios, sumerios, babilonios, griegos y romanos, y posteriormente por las tribus túrquicas que invadieron la península.

Los egipcios y etruscos, por poner un ejemplo de su importancia, dibujaban ojos azules en sus barcos para llegar a buen puerto y que les protegieran de los azares del viaje. Las primeras tribus nómadas turcas ataban cuentas con ojos a sus monturas, para llevarlas siempre consigo en los largos viajes.

El porqué del color azul

Las civilizaciones de la antigüedad, al igual que posteriormente las grandes religiones monoteístas, siempre han considerado que los dioses se encontraban en los cielos propiamente dichos o en lugares altos como montañas, cercanas a los mismos.

De ahí que el color azul, representativo del cielo, adquiriera una gran importancia en los amuletos.

El hermoso color azul se conseguía mezclando cobalto, ópalo y zinc. Aun hoy en día se sigue realizando con la misma mezcla de elementos que le dan ese tono azul intenso.

Ojo turco
Ojo turco en el pavimento de una calle

El ojo a través de la historia

La creencia en el amuleto con forma de ojo ha traspasado culturas y generaciones, desde los mitos de las Gorgonas griegas, que petrificaban a las personas con los ojos, a leyendas irlandesas de hombres que eran capaces de hechizar a los caballos con sólo una mirada.

El concepto de mal de ojo viene descrito ya desde la época de los grandes filósofos griegos.

Aparece en la obra de Heliodoro, escritor griego, heredero de Homero y Eurípides. En su obra “Etiópicas” describe lo siguiente:

Cuando alguien mira algo bueno con ojos envidiosos, crea una atmósfera perniciosa y transmite a través de ella su propia envidia y maldad a todo aquel que se encuentre cerca.

Plutarco, el conocido filósofo griego, en su “Simposio”, sugiere una explicación científica. Argumenta que el ojo humano tiene el poder de enviar rayos de energía invisible, incluso capaces de matar a un ser humano en algunos casos. Según él, hay grupos humanos que son capaces de fascinar con los ojos. Cita en concreto habitantes del sur del Mar Negro, poseedores de ojos azules, lo cual era una rareza genética, que eran más propensos a propagar el mal de ojo.

Sin embargo, la teoría de que el mal de ojo sólo se propaga voluntariamente no es la única. También se pensaba que había personas desgraciadas que enviaban sin querer su desgracia a personas queridas a través de los ojos.

Hay incluso una leyenda polaca que cuenta la historia de un pobre hombre, tan desgraciado, que decidió arrancarse sus propios ojos para dejar de enviar maldiciones a través de ellos a las personas a las que amaba.

Su introducción en las religiones monoteístas

Tal era la creencia generalizada en el mal de ojo, que las grandes religiones se vieron obligadas a asumir esas ideas y adecuarlas a sus ideologías propias.

Hay evidencias de elementos protectores, por ejemplo, en el Antiguo Testamento, que describe cómo los judíos tuvieron que protegerse del mal que asolaba a los primogénitos de cada familia, pintando las puertas con sangre de cordero.

Está el caso de la mano de Fátima, cuyo origen se disputan judíos y musulmanes. Es un símbolo protector que decora casas y que llevan consigo personas de todos los lugares del mundo como elemento que proporciona buena suerte.

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Ojo turco
Mano de Fátima con el ojo turco

Símbolo protector

Viendo que proviene de una herencia cultural ancestral, que trasciende a religiones, lugares geográficos y culturales, que simplemente recoge una creencia común al ser humano, es normal que haya perdurado hasta la actualidad y siga siendo utilizado como símbolo de protección.

Si crees en él, por supuesto.

El ojo turco: Nazar boncuk

Los turcos, como norma general, creen a pies juntillas en el mal de ojo. Son supersticiosos por naturaleza. Y se protegen de él exclamando Maşallah! cada vez que quieren decir algo bueno de algo o de alguien, como fórmula protectora hacia esa persona, para evitar enviarle mal de ojo involuntariamente.

Y con el amuleto de cristal, por supuesto.

Si has viajado a Turquía alguna vez, te habrá llamado la atención encontrarlo en cada rincón. En las casas, negocios, cuando nace un niño le ponen un pequeño imperdible con un ojo turco, pues consideran que los bebés son especialmente vulnerables al mal de ojo.

Ojo turco
Ojos turcos

Si alguien se va a cambiar de casa, sus seres queridos le regalan un ojo turco. En general, si alguien te quiere bien, sea familia, amigos, conocidos, en algún momento de tu estancia en Turquía te regalará un amuleto de ojo turco.

Cómo se hace el ojo turco

Hay algo que los turcos tienen muy claro. El amuleto debe estar hecho a mano para que funcione. Si no, tan sólo es un bonito adorno, pero no servirá como protección real.

La mayoría de los ojos turcos de cristal, sean del tamaño y forma que sean, están hechos en Görece y Kemalpaşa (llamado también Nazar köy, el pueblo del ojo turco por excelencia), en la provincia turca de Izmir.

Ojo turco
Ojo turco sobre cerámica

Es muy curioso visitar esos pequeños pueblos, donde se sigue trabajando de la misma forma que hace siglos, con hornos excavados en el suelo, cubiertos de ladrillos refractarios y utilizando únicamente madera de pino, porque es la que quema de manera más uniforme.

El cristal, muchas veces reciclado, se vierte la noche anterior en el horno, con la mezcla de pigmentos que le dan ese tono azul cobalto. El horno en ese proceso alcanza temperaturas en torno a los 1000- 1200 grados, derritiendo el cristal hasta dejarlo líquido.

Por la mañana, a primera hora, hacen descender la temperatura a los 800 grados y el cristal comienza a solidificar, convirtiéndose en una pasta, con la que los artesanos comienzan a trabajar, con sus instrumentos de metal, dándoles la forma deseada y añadiendo los demás pigmentos que harán que se cree el ojo.

Normalmente es una sucesión de círculos concéntricos cuya base es el azul cobalto. Sobre él otro círculo de color blanco, otro azul claro y uno central negro. A veces podemos ver que se sustituye el blanco por amarillo.

Ojo turco
Ojo turco

Los artesanos, muchos de los cuales llevan más de cincuenta años dedicados a su trabajo, que han heredado de sus padres y abuelos, son los primeros en creer en la protección que otorga el ojo turco.

La tradición dice que el ojo turco tiene una misión muy especial. Atraer las malas vibraciones y malos deseos voluntarios o involuntarios hacia sí, alejándolos de la persona, hogar o negocio hacia el que estaban destinadas. El amuleto se va cargando así de energía, hasta que llega un momento en el que se rompe por sí sólo.

Eso es buena señal, se rompe a consecuencia de que ha hecho su trabajo, ha cumplido con su cometido.

Así que, ahora que ya sabes de dónde viene y qué significa el ojo, jamás rechaces el amuleto. El hecho de que alguien te lo regale significa que te está regalando con él sus buenos deseos. Su deseo de que te encuentres bien y a salvo del mal de ojo.

Si crees en él, bien. Y si no, digo yo, mal no te va a hacer, ¿verdad?

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