El café turco es la bebida nacional más antigua, se remonta al siglo XVI, pero está tan arraigada en la cultura del país que, lejos de desaparecer, su consumo ha crecido en los últimos años, hasta el punto de haber alcanzado fama a nivel internacional. La forma de preparar el café turco se ha convertido en patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
Origen del café turco
El café fue introducido en el Imperio Otomano de la mano del gobernador turco en Yemen Özdemir Pasha, en torno a los años 40 del siglo XVI.
El gobernador se aseguró que la bebida fuera degustada por el sultán Süleyman, al que sorprendió tan gratamente que su personal de palacio buscó una nueva técnica para prepararlo.
Los responsables de aquella transformación se sirvieron de instrumentos especiales para elaborar su nueva creación. Se armaron de morteros, donde molían el café una y otra vez hasta que alcanzaba la fina textura que le caracteriza. Emplearon los cezve, recipiente especial donde hoy en día se sigue preparando el café turco, y las tazas adecuadas.
Hasta tal punto llegó el éxito y la fama que adquirió en palacio, que pasó a convertirse en una bebida codiciada por la nobleza, la clase alta otomana y los soldados.
Apertura de los primeros cafés públicos
Aprovechando el éxito del café en todo el Imperio, comenzaron a abrirse los primeros cafés públicos en 1554 en la zona de Tahtakale en Estambul.
Allí los Kahveci Usta, los profesionales del café, reunían a la élite cultural de la ciudad y a los soldados, en torno al café turco y la tavla ( backgammon).
En los kahvehane, se discutía sobre literatura y poesía, los intelectuales acudían a inspirarse y escribir, y muchas veces se convirtió en centro de intrigas políticas.
Este último fue el hecho principal que llevó a decretar oficialmente el cierre de todos los cafés en 1656, por parte del gran visir Köprülü. Cualquiera que no respetara aquella nueva ley sería duramente castigado.
Aunque fue un intento por parte del gobierno del sultán de apagar cualquier llama de rebelión, su efecto fue exactamente el contrario. Tal era el éxito de aquellos pequeños cafés, que su cierre provocó revueltas masivas, hasta que el visir se vio obligado a dar marcha atrás en su prohibición.
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Llegada del café a Europa
Dado el éxito rotundo que había alcanzado aquella bebida en todos los territorios del Imperio, los comerciantes otomanos decidieron exportarlo a Europa en el siglo XVII.
Viajaron a Venecia, que poseía el puerto comercial más importante de Europa, y comenzaron a extender su consumo por Europa.
En 1657 el sultán Mehmet IV viajó a Francia, con su delegación, a la corte del rey Luis XIV, el rey sol. Lo agasajaron con regalos, incluyendo café en grano. Fue tal el éxito que obtuvo aquella bebida, que se difundió a nivel nacional.
En 1683, tras la batalla con Austria, los soldados otomanos se retiraron, dejando atrás varios sacos de café, lo que supuso la introducción en la corte austriaca de aquella bebida.
En el siglo XVIII el consumo de café se había generalizado por toda Europa, a la que los comerciantes otomanos suministraban inmensas cantidades.
Kurukahveci Mehmet Efendi
En 1871 se convirtió en la primera compañía en vender café molido a la manera turca. Hasta entonces se vendía en grano y una vez en las casas había que molerlo una y otra vez hasta alcanzar la textura apropiada, como si fuera harina.
La misma compañía sigue funcionando en la actualidad, a nivel nacional es la marca referente del café turco por excelencia, garantizando calidad y aroma exquisitos.
Curiosidades sobre el café turco
- Se ha convertido en patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de la Unesco en 2013, como símbolo de una nación.
- En su origen se tomaba sin azúcar, lo que hoy en día llaman coloquialmente ” al estilo nacional” o el auténtico café de los hombres”.
- El café turco es el método escrito más antiguo de preparar café que se conoce.
- Consiste en espuma, café y posos.
- Su gusto perdura durante más tiempo en el paladar, debido a su textura y la espuma que le corona.
- Se puede beber más despacio, porque permanece caliente durante más tiempo, debido a sus posos. Esto permite prolongar el aroma y el sabor en cada taza.
- Es más aromático que otros cafés.
- Es el único café del mundo que puede hervirse.
- En ningún otro tipo de café pueden leerse los posos, para adivinar el futuro.
- Es el único cuyos posos quedan en la taza, ya que no se filtra.
- El azúcar se añade durante su preparación, no después.
- Contiene menos cafeína que el resto de variedades de café.
- Es práctico, ya que sólo necesitas el cezve para prepararlo.
- El método original de preparación era sobre arena caliente o en brasas, método que siguen utilizando las cafeterías especializadas.
Tradiciones asociadas al café turco
Una taza de café tiene un gran significado en la cultura turca. Es sinónimo de hospitalidad, de amistad y afecto. Es una excusa para compartir.
Como dice un refrán turco, una sola taza de café puede crear una amistad que perdure 40 años.
Es parte tan intrínseca de la gastronomía turca, que incluso la palabra desayuno deriva del café: kahvaltı , significa literalmente “antes del café”.
Es un apartado esencial en la famosa cultura de la hospitalidad turca.
Como tal, hay numerosas tradiciones asociadas al ritual del café turco.
Las futuras novias y el ritual del café turco
En Turquía es habitual mantener la tradición de ir a pedir la mano de la novia a los padres de esta. Es algo simbólico, por supuesto, pero aún muy arraigado.
Así que la familia de la novia recibe a la del novio en casa, y es ella la que debe preparar y servir el café a todos. Pero principalmente a su futura suegra, para demostrar su valía.
Posteriormente prepara un café especial para el novio, en el cual, en vez de azúcar vierte sal. El futuro novio debe ser capaz de tomarse el café con sal, para demostrar que está dispuesto a aceptar los azares del matrimonio.
Como bien digo, es una tradición muy remota, que se mantiene simplemente como una herencia cultural.
La lectura del futuro en los posos del café
Es un arte tan antiguo como el café, y que, como ya he explicado anteriormente, sólo puede hacerse en la variedad turca.
Hasta tal punto era habitual esta tradición, que incluso llegó a Europa, donde fue muy difundido en las cortes de las monarquías de Francia, Austria, Hungría y Alemania en el siglo XVII.
Después de haber degustado del café, el platillo se pone en la parte superior de la taza, y la persona que quiere que le lean su fortuna, traza tres círculos sujetando con ambas manos la taza y el plato, mientras se concentra.
Entonces ha de dar la vuelta a la taza, sin dejar de sujetar el platillo, y dejarla reposar sobre la mesa, hasta que los posos se enfríen.
Una vez fríos, la persona encargada de leer los posos, denominada Falcı , comienza a interpretar las formas que han aparecido en ellos, y que hablarán sobre la fortuna de la persona, en varios aspectos de su vida como el amor, la salud, el trabajo…
Aunque no creas en ese ritual, te recomiendo participar, porque es muy divertido.
Forma de preparación del café turco
Para calcular el agua necesaria, debemos utilizar de medida la taza donde se vaya a servir el café. Hay que tener en cuenta que el azúcar se añade directamente al agua, por lo que debemos preguntar antes de hacerlo cómo lo quiere cada uno. Hay tres modalidades: sade, sin azúcar; orta, con un poco de azúcar (una cucharadita de té); şekerli, con mucha azúcar (dos cuharaditas de té).
Se vierte el agua fría con el azúcar y el café (6 gr por taza lo que equivale a una cucharilla de té repleta) en el cezve y se pone al fuego, removiéndolo bien.
Se deja a fuego lento, se irá formando en su superficie una espuma, que va creciendo, antes justo de comenzar a hervir.
Se retira del fuego un instante, para sacar la espuma con la cucharilla y depositarla suavemente, repartiéndola en cada taza. Momento en el que se vuelve a colocar sobre el fuego, hasta que comience a hervir de nuevo.
Entonces se reparte todo lo que quede en las tazas, despacio, para evitar que la espuma desaparezca.
Es opcional añadir ciertas especias al café, como la canela molida o el cardamomo. Si deseas probarlo, añádelas con el café, antes de que hierva.
Se sirve con un vaso de agua fría, que se utiliza para aclararse la boca antes de tomar el café, y así sentir la totalidad del sabor de este, y después, para limpiar los posibles posos que hayan podido pasar.
También es habitual servirlo con lokum, o delicias turcas, como acompañamiento.
Por último, sólo debemos beber hasta que llegue a los labios el poso del café, es entonces cuando hay que dejar lo que queda en el fondo de la taza.
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